09 julio 2009

3er Dia, Saja-Potes

La mañana acudió vestida de oro a despertarnos.
A Saja entramos con un manto de lluvia y lo que parecía iba ser la tónica general para el siguiente día, para gozada nuestra, no se cumplió, amaneció una mañana esplendida que nos iba a acompañar durante todo el trayecto que nos separaba de nuestro destino, la Luz de Liebana.

Para lo poco que prometía la noche en cuestión de somieres y colchones, estuvo hasta bien, yo al
menos dormí bastante, lo cual no me vino para nada mal, a diferencia del año pasado que no pegue ojo en las 3 noches de ruta (incluyendo la del final) y lo fui pagando en el camino, sobre todo en los rampones de Peña Sagra.

Amanecimos bastante optimistas y descansados, sobre todo viendo el opíparo desayuno con el que nos obsequiaba la posadera, había de todo, salado y dulce, embutidos y pasteles, y zumitos también , cosa que se agradece, después de desayunar, sobre todo de aquella manera, las cosas se ven de otra manera , además la noche anterior se había incorporado Fonso (El Expreso de Abechuco) al pelotón y eso confería a grupo nuevas fuerzas, ánimos y empaque, eramos 10 ahora los que llegaríamos juntos a la Luz de Liebana si no se torcían las cosas, 10 para hacernos compañía en grupos de a 2 si las cuestas se empinaban en demasía.

Comenzamos la mañana, apropio de agua, estiramientos varios y otra vez con el culo en el sillín, eran las 9 de la mañana, poco más, el sol caía a raudales y disponíamos nuestros pasos hacia "el jilgueru", preciosa subida entre hayas que, bordeando la Mina del Lápiz, te va acercando hacia el refugio de Bucierca y el Alto de la Jazona.

Sufrí como un perro en esa subida, al igual que en la edición pasada, en la que la cala izda. me iba mordiendo literalmente la planta del pie, en esta vez, aunque menos y aunque había cambiado las zapatillas, el daño tras dos días de mal rodar, (sobre todo subiendo al Moral) provoco que llevara el pie izdo. bastante dolorido ,me iba amargando la mañana y la preciosa subida y lo que es peor, quedaba muchísima etapa y las peores subidas.

En la
primera parada que hicimos a beber (donde rompió Toledo el cuadro la vez pasada) aproveche para descalzarme, darme un masaje y meterme un ibuprofeno que llevaba Changel y que fue mano de santo, de allí fui espabilando y el pie dejo de molestarme de esa manera.

La fatal subida de piedras en la que rompió Toledo esta vez estaba muy bien, habian pasado la
maquina y se subía toda montada, otra cosa es el sendero posterior que cumbrea y desciende un poco hasta el portillo de la Jazona para bajar por una rapida y preciosa pista hasta Tudanca, dicho sendero sigue igual de roto y tríalero que antes, una gozada para el culo, literalmente te le rompe, y muchas veces merece mas la pena abandonar el camino y rodar como se pueda por el puerto.
En el mirador, paramos a echar unas fotos y comer una manzana, preciosas vistas de todo el valle , Tudanca al fondo, y de frente, donde la carretera mira hacia el cielo, la subida por pista a Pejanda, zigzageante y desafiando al personal (man de uno se acojonó bastante de pensar que tenia que subir aquello).
Tras lanzarnos como balas hacia Tudanca, llegamos desde las alturas, planeando como dioses alados en una bajada de lo mas adrenalitico de esa mañana.
Chirriaban los discos a eso de las 12.30 de la mañana cuando cruzábamos Tudanca, un paisanucu en
una furgoneta tenia el loro a tope con las cantas típicas de alli, una pareja portando rastrillo y dallo y detrás el burro subían por las empinadas callejuelas mientras nosotros cruzábamos el pueblo. Estábamos en la Cantabria mas profunda, a las puertas de entrar en territorio purriego peñas arriba, ¡¡ ay si Pereda levantara la cabeza y nos viera en tan extrañas monturas!! .

Una vez abajo, en Tudanca, sin perder mas tiempo, enseguida enfilamos dirección la Cohilla.
Serpentea el puerto entre inmensos farallones de roca reventados de vegetación que nos van haciendo la subida mas deliciosa si cabe.
Arriba, impertérrita y franqueada por las garitas de guardia ya abandonadas, los inmensos muros de la presa acunando solitaria y silenciosa las oscuras aguas del pantano.
Este año de lluviosos dias, es cuando menos agua contiene, debido a un problema de grietas en la presa han tenido que desagüar bastante y lo que otrora se viese límpido hasta el borde mismo de la carretera hoy se presenta casi vacío y con aspecto descarnado, una pena, que no mereció ni tan siquiera una foto, seguro que bastante mas abajo, el de la Lastra presentaría mejor aspecto, pero nos quedaba muy atrás para poderlo ver.

Arribando al embalse, hasta llegar a Callicedo es pan comido, allí nos paramos a comer, este año no hicimos el canelo del bocata en el monte con los calores y la seca, nos sentamos en una mesa y comimos un menú caliente para disfrutar de la compañía.

La subida a Pejanda por carretera y de allí a San Mamés era la antesala de la que se vendría después.
Fuimos subiendo poco a poco, bajando la comida y preparándonos para el plato fuerte de la ruta, los rampones del 22+iva que te van subiendo por la Barañavieja y la del Tajo hacia las faldas del
Cuernón.
Ya me era bastante conocida la subida, allí vi "cagar al diablo" y agobiarme sobremanera el año pasado, así que, entre que fuí dosificando bastante y el miedo al dolor del pie (me metí otro
ibuprofeno de esos por si las moscas) subí bastante bien, mejor de lo que esperaba y bastante mejor que el año pasado.
Hay un par de tramos de especial crueldad, el primero de ellos este año lo subí a pie (el año pasado lo hice montado y lo pagué con un calentón que me dejó bien plano y viendo llamas donde solo había cabras y tudancas cuando afronté el segundo paredón, esta vez lo planteé con mas cabeza y ajustado a mis fuerzas y el segundo lo subí en la mayor parte montado y bastante cómodo.
La verdad es que a estas alturas este tipo de "hazañas" da igual, es la ruta lo suficientemente dura como para planteártela como te dé la gana y así lo hizo todo el mundo, unos podian más y otros menos, ya se s
abe, el monte pone a cada uno en su sitio.

Se me hizo hasta corto de tanto sufrirla el pasado año, llegados arriba, después de cumbrear bastante y pandear una pista que te deja tras tortuoso sendero al borde justo de la Braña del Tajo, paramos un rato a beber, comer una barrita y alucinar con las vistas, tal como hicimos el año pasado.
Lo mas gordo lo habíamos superado, el pie me molestaba menos, y quedaba lo que se dice lo mejor, casi estábamos tocando la Luz, estábamos a las faldas del Cuernón, todos y de una pieza.
Escapamos de allí parando lo justo, las nubes se iban metiendo y no era cuestión de meterse en el
sendero con la niebla que se preveía, hacia un poco de frio, y el sendero aquel es bastante peligroso.
Además de peligroso , el sendero es pestoso a mas no poder, lo conocía del año pasado y ya sabia como se las gastaba, vas bajando por el , que en realidad en muchos tramos es el cauce de un arroyo (posiblemente el Tornes) rotísimo, muy estrecho, con muchos escalones y en algunos pasos bastante complicado de bajar.

Contiene zonas de escobares, sendero muy pisado por el ganado, en la que las ramas te quedan a la altura de la cabeza y hombros (o te superan) y en el que es muy fácil caerte por la barranquera que te queda a la izda (se va pasando por la falda de la montaña).
Cuando por fin vislumbras un poco lo abierto, después de pelearte bastante con el tramo (lo peor de la ruta) por fin divisas, al fondo y a lo lejos, debajo, la estampa que tanto llevas buscando, la Luz de Liebana.

Va quedando menos, al fondo, indomables y eternos, los picos, bellos, majestuosos, con esa luz que lo impregna todo y te hace sentir tan especial de sentir aquello.
Todavía nos van a quedar algunos obstáculos, pero lo gordo ya está hecho. Voy disfrutando las últimas puñaladas de las rampas que aún nos castigan, con la sonrisa puesta en la cara, un año más, sin
percances importantes vamos a atravesar la barrera de lo mágico, de esa luz indefinida que te dá la Liébana, después de un año sin aparecer por allí, cruzo la Majada del Prao entre neblinas mágicas, unos caballos que pastan por allí salen de estampida ....

La bajada hacia Luriezo es una pasada, aun deparará ciertas cuchilladas traducidas en buenos rampones antes de dejarse domeñar.
Va recorriendo en gran medida el trazado del GR-71 y es una bajada de esas que quitan el hipo. Lo tiene todo, vistas, curvas, raíces, centenarios árboles a los costados, rampas de bajada que prueban el material y al biker.

Después de un buen rato de bajada alguien se queda sin frenos, paramos a cambiar pastillas y se complica bastante el tema, los pistones se habían quedado agarrados y no había manera de meter las pastillas de recambio.
Aprovecho para las fotos, intento captar todo, va fluyendo la tarde y por fin nos ponemos de nuevo
en marcha.
Seguimos bajando muy rápido, sucesión de curvas, toboganes,
raices , hacen que la bajada sea divertida pero tensa a la vez, tras unas vueltas y revueltas vemos a un guardabosques vigilando furtivos, paramos a hablar y nos hace indicaciones valiosas de variantes posibles para la edición del año que viene, le doy recuerdos para el guardamontes de Dos Amantes, seguimos bajando, Luriezo está a tiro de piedra ...

O
tra avería se produce, otro tema de frenos que nos tiene parados mucho tiempo y que provoca que la hora se nos eche encima y que el precioso tramo que va de Luriezo a Aliezo por la Ermita de Sta. Eulalia y siguiendo el GR71 tengamos que suprimirlo, este año no voy a poder saludar de nuevo a los viejos castaños que adornan la ruta, optamos por bajar hacia Cambarco por San Roque y de allí pasar a Cabariezo, en donde teníamos previsto dormir.
La bajada rapidísima por carretera, con prisas y a tumba, el año que viene mas y mejor .....

Llegados a Cabariezo solo quedaba el reencuentro con nuestras esposas, el saber que todo ha salido según lo previsto y el degustar de o vivido con los amigos como no podía ser de otra manera noi de ninguna otra forma, y que mejor manera que una estupenda barbacoa después de haber tomado posesión de nuestras cabañas?

Las experiencia vividas, las risas, los momentos de sufrimiento encima de la bici, las imagenes que se te quedan pegadas al cuerpo de bellos paisajes y mejores cielos, todo eso y mucho mas, hacen que la ruta sea de las mejores experiencias como club que hayamos tenido.
Hay otros proyectos , mas ambiciosos, con mas empaque quizás, pero atravesar la querida y muchas veces desconocida por todos Cantabria tiene un encanto traducido en olores, sabores, sonidos que ningún otro te puede dar, tan de lleno, en tus sentidos.
Es transitar por el recuerdo colectivo de sus gentes, paisajes, lugares y sensaciones, muchas veces ya vividas y otras tantas recién adquiridas, siempre renovadas, lo que hacen de esta ruta un broche y epilogo al curso escolar del club, un antes y un despés y en cierta manera un reset para afrontar un nuevo ciclo un año más.

Que asi sea. Un saludo Compañeros.


03 julio 2009

2º Dia Selaya-Saja (por el atajo)

Colchones de fakir, duchas de agua fría, ojos como platos en nuestra primera noche es lo que nos tocó a algunos en la pensión en la que nos hospedamos esa noche. Por la mañana algún que otro cuerpo bastante zurrao y opíparo desayuno para enfrentar el día.

Hacia una mañana expléndida, el sol lucia con fuerza despe
jando nuestros temores de empeoramiento del tiempo, como parecia que iba a ocurrir viendo como se cernían nubes la tarde anterior y nos quedaba todo un dia para disfrutar de la ruta.

Encaminamos nuestros pasos hacia Tezanos, para empezar el sendero que a través del Perujo nos iría subiendo hacia Rasillo, precioso tramo que puso a prueba nuestras fuerzas en esa mañana y que nos iria acercando hacia Santiurde de Torazo y Borleña.
Este trozo de ruta es particularmente bello, trascurre en su primera parte por carreteras y caminos rurales a coger las pistas que te van ascendiendo al cordal, las vistas son preciosas, praderios salpicados de casas, ganado pastando, paisaje bucólico de la campiña cántabra .... a veces nos cruzamos con algún paisano, que de buena mañana sube a segar y que se nos queda mirando con extrañeza.


El paso por las Hoyas es particularmente bello, es un sendero de piedra tallada que prácticamente
permite ir en fila de a uno y atraviesa una maza preciosa y técnica, tierne el aliciente añadido de que hacia la mitad hay un par de ciruelos con buena carga de fruta, este año no tuvimos la suerte del pasado, no estaban aun a punto pero el sitio nos sirvió para parar y desayunar allí mismo, echarnos unas fotos y descansar un poco porque la subida hasta allí es bastante fuerte.

Desde allí fuerte descenso hacia Villasevil y el puente de la unión, en donde paramos a oir cantar las ranas (impresionante el ruido que metian) y admirar el lecho del río que tiene su miga.

Enseguida encaminaríamos nuestros pasos hacia Castillo Pedroso, esta vez, conocida la sosez de la subida, el peligro que conlleva por el tráfico y lo pestosa que se hace por carretera, decidimos meter una variante que la evitara, no se si fue peor el remedio que la enfermedad, porque la variante en cuestion te deja bastante mas arriba de Castillo Pedroso y tiene unas rampas bastante majas.
Sube serpenteando desde Borleña hacia Salcedillo, dejando al costado la ermita de Santa Leocadia.
De Salcedillo hasta Quintana de Toranzo te vas comiendo unos buenos rampones que te dejan las patas finas como el coral, pero la cosa no acaba aquí, enseguida se abandona el asfalto para entrar en terreno compacto que va picando hacia arriba mas y mas hasta dejarte en una especie de calzada romana que te va rompiendo el culo hasta coronar. A estas alturas, la verdad, poco importa, vas concentrado en subir y coronar ... y vas poco mas que como un burro detrás de una cuerda con tal de llegar arriba.

La bajada a la general impresionante, una trialera de lajas de pizarra, cantos y piedrolos varios que puso a prueba el material y la pericia de todos nosotros.
Una vez en la
general, reagrupamiento, un poquito de por favor, unas fotos y nos jamamos la quesada que habíamos comprado en Selaya, estábamos justito a la entrada de la pista que nos bajaría serpenteando por Rozadias y Las Cruces hasta Cotillo, pista que ya conocíamos del año pasado, muy rápida y divertida, eran casi las 2 cuando llegamos abajo y tan solo quedaban unos kilómetros de carretera bastante llanos para acercarnos hasta Pedredo y parar a comer, por la tarde tocaría la subida al Moral, larga como un día sin pan, había que reponer fuerzas ....

La subida al Moral desde Pedredo no tiene nada de particular, nada que no se haya contado ya.
Es una subida bastante larga aunque tendida (no así en los primeros tramos), de unos veintitantos kilómetros, a mi particularmente me parecería aburrida salvo la última fase y la primera, yo siempre la veo como una etapa de tres fases, la primera que te va subiendo por La Lastra hacia la Braña del Rodil, un trozo intermedio de carretera bastante soso pero con un magnifico paisaje hasta llegar al Sel del LLano y un tendido ascenso hacia el Moral en donde cogeríamos pista de descenso hacia Correpoco, descenso siempre siguiendo el arroyo Huzmeana muy muy rápido, en donde volvimos a estrujar manetas al máximo.

Salvo la rotura del núcleo de la rueda de Jesus (que se solucionó satisfactoriamente) no hubo ninguna incidencia en la ruta, el núcleo nos retrasó un poco y junto con que las nubes se metian amenazando agua hizo que de Correpoco a Saja fuesemos todos en estampida, llegamos justo a tiempo para no calarnos, cayó un tormentón que si nos llega a pillar arriba en El Moral, por ejemplo, nos tronza, pero tuvimos suerte, una vez descargadas la bicis y dejadas a buen recaudo, fuimos a tomar posesion de nuestras habitaciones, habiamos encargado habitaciones dobles, como en Selaya, lo que nunca ibamos a sospechar es que aquellas dobles que miraban a Peña Colsa tenian camas de matrimonio.


La noche prometía .......

01 julio 2009

III Travesia Laredo-Potes, El regreso....1er dia Laredo-Selaya


Pocas peripecias, si comparamos con el año pasado nos han ocurrido en esta tercera edición de la travesía que acabamos de hacer, eso sí, vivencias personales, experiencias como grupo, enriquecedoras todas, ha habido muchas.
Tantas o mas que en la edición pasada.

Partimos en la mañana de San Juan, desde Colindres, 9 amigos, a una ruta que será siempre una de las travesías mas bonitas que se pueden realizar en nuestra tierra.


Habrá seguramente proyectos mas arriesgados y con bastante más cache que este, pero Laredo-Potes, por connotaciones, por trazado, y porque no decirlo, porque toca bastantes valles y comarcas de nuestra querida Cantabria, es uno de los preferidos del grupo.


Como bien os decía antes, partimos en la soleada mañana del miércoles, dirección a Selaya, eramos 9 los integrantes del grupo, Sito Calleju, Jose Presi, Toledo, Changel, Juanito, Cacharrero, Sito Atleta, Enrique y yo, un servidor, para poner rumbo direccion a Nates-Vidular y enfrentarnos a los senderos y pistas que nos conducirían dirección Selaya.
El Viernes, en la última etapa se incorporaria un décimo integrante (Fonso Vitoria), que nos acompañaría hasta atravesar la Luz de Liebana, en una dorada tarde de viernes.

La primera etapa, Laredo-Selaya, se
saldó sin complicaciones, dura etapa de entrada y con un trazado muy parecido al de la edición del 2008, fuimos siempre buscando las zonas mas off-road para irnos adentrando siempre en la Cantabria más profunda.
La subida a Vidular fué el test del balanceo, los que ya conocíamos el percal de años anteriores u otras rutas hechas, nada nuevo, salvo el acostumbrarse un poco a las alforjas, los que se estrenaban en el tema en esta edición pues un cúmulo de nuevas sensaciones, aunque enseguida se fueron acoplando a los nuevos pesos y a la manera de conducir la "burricleta".

Una vez llegados a Vidular, ya calientes en su subida, entonamos cánticos en fila de a uno, por el pinar dirección Campo la Cruz para iniciar, llegados a la Bola, un acercamiento hacia Fuente las Varas por la pista asfaltada.


La subida a Alisas resulto hasta corta, aunque hacía bastante calor, no llegaba el termómetro a las cotas del año pasado, en general en los tres dias que duró la travesía, aunque el sol fue el acompañante habitual de la ruta, h
ubo tramos que hizo hasta fresquito, mejor que mejor, porque soportar los calores del año pasado fue casi inhumano.

Subido Alisas por el tramo de carretera, bajamos un poco, justo a pillar la pista que te va subiendo hacia las cabeceras.
Atrás dejamos el tejo de alisas, no sin antes parar a echar unas fotos y ajustar alforjas.
Este año tuvimos bastante cuidado de no equivocarnos en ese tramo y pagarlo con un buen calentón como nos ocurrió el año pasado. Habiendo ya repetido la experiencia, esta vez fue todo muy rodado.

La bajada a Mirones, hacia donde nos encaminábamos a comer, de libro. Sienbdo esta bajada pronuncia
dísima, y mas con alforjas, la afrontamos tirando de freno cosa fina.
Bajábamos retorciendo manetas y calentando discos por las empinadas rampas, oliendo a ferodo que aba gusto, y dejando Sito el disco trasero de su flamante Rush recién estrenada, de un extraño color violeta, no sirvió para mas ......

Llegados a Mirones, con mas hambre que verguenza, sufrimos nuestro primer revés de intendencia, el bareto estaba cerrado y si queriamos comer teniamos dos opciones, comernos los muñones y de postre unas miseras barritas o tirar hacia San Roque de Riomiera y dar cuenta de un menú en alguno de los bares de la localidad.
Logicamente optamos por esto último, faltaria mas, así que tiramos hacia arriba, andando camino, dirección San Roque, camino que no tendriamos ya que recorrer a la tarde con la barriga llena, cosa que se agradece.

La llegada a San Roque costó lo suyo, habia hambre y se notaba, los espadas tiraban para arriba como posesos y casi no dio tiempo ni a echar unas fotos tal como hicimos el pasado año, al final, tanto descoque en la cabeza del grupo nos hizo pagar a los mas debiles el duro peaje de llegar fundidos a la comida, nada que no se pudiese solucionar con un buen plato de comida y bastante bebida.

De San Roque hacia Selaya nos tocó lo que se dice, en sobremesa, tal y como ocurrió el año pasado los rampones hacia el Alto Machurro ó hacia Cubia estiró muchisimo el pelotón.
Arriba, en la sierra, justo en el lugar en el que el año pasado decidimos bajar por el cortafuegos a Abionzo nos encontramos a un chico en quad, al cual le preguntamos por una alternativa que nos evitara, una vez bajados a Abionzo, los terribles rampones que nos separaban de Villacarriedo.
Habia alternativa cresteando un poco mas y bajando por una pista bastante reciente hecha hacia el pueblo de San Bartolomé, de allí hasta Selaya fué un paseo casi todo cuesta abajo.

Evitamos los duros rampones, es cierto, pero nos perdimos las explendidas vistas del Palacio de Soñanes, pena de fotos y visita, pero todo no se puede tener ....

En Selaya ducha de agua fria y cama de fakir para los que dormimos mal, aunque ya se sabe, siempre hay jabalís de Los Tojos que duermen donde haga falta, envidia que me dan, si señor, pero bueno, pudo ser bastante peor.

Había fiesta en Selaya, perdía España por dos a cero frente a la escuadra americana y mañana nos esperaba lo que seria una típica etapa de transición, o eso parecía, así que tocaba piltra ..... continuaré en próxima ocasión, estaros atentos ...

Un saludo a todos.