26 febrero 2009

Mientras el Tokio Tapes de Steve Hackett me va acompañando en mi salida, voy rodando y, como de puntillas, atravieso Fangorn, atrás quedan las luces de la ciudad y tan solo voy leyendo en el suelo las plateadas huellas de otros que quizás pasaron antes que yo.

En medio de la negrura solo suenan los lejanos ladridos de un perro y las cristalinas notas de la guitarra de Hackett, voy flotando en mi montura y rasgando el negro manto que lo envuelve todo.
A veces, brillantes y como de plata, descubro las telas de araña que relucen a mi paso, otras, quizás las menos, pequeños ojos como pequeñas brasas, observan entre los árboles, silenciosos y mudos, mi quedo paso.


Que lejos estoy de los agobios de la tarde, que pena de no poder compartir el momento, hoy seguro que vuelvo.

Un saludo.


No hay comentarios: